El gobierno de mi país es capaz de consentir, por acción u omisión, lo que está sucediendo en Marruecos con los inmigrantes ilegales.
El gobierno de mi país es incapaz de movilizar al resto de los países de la UE para presionar a Marruecos para que pare este genocidio de personas, cuyo delito fundamental es el de huir de la miseria, repudio y rechazo.
El gobierno de mi país es capaz de continuar, después de lo visto en tierras marroquíes, con las relaciones diplomáticas con el Reino de Marruecos, democrático donde los haya.
El gobierno de mi país declara el apoyo de Marruecos al problema de la inmigración ilegal, cuando se dedican a asesinar a los inmigrantes en la valla y a deportar al centro de la nada a quienes son detenidos, para que mueran a su suerte, porque díganme ustedes cómo sobrevivir en el desierto, sin agua ni alimento alguno y en medio de un campo minado.
El gobierno de mi país pretende hacernos creer que acogiendo a un niñ@ saharaui durante el verano estamos haciendo una labor humanitaria que tendrá repercusiones positivas para ell@s, que una vez regresan a su país vuelven a sus casas, donde seguirán sufriendo las mismas necesidades, además de las nuevas necesidades que nosotros les hemos creado, mostrándoles todo lo que tenemos y que nuca llegarán a tener, fomentando en ell@s el deseo de jugarse la vida para venir a un país en el que sufrirán un rechazo y una pobreza mucho peor de lo que hasta ahora han sufrido, porque en mi país no existe la interculturalidad, sino la multiculturalidad, porque no existe la integración cultural, porque miramos con lástima a quienes deberíamos mirar con admiración, porque damos limosna para “ayudarles” a salir de esta situación y no le damos la mano, que es lo que realmente necesitan.
Y con todo esto no quiero hacer pensar que es imposible cambiar esta situación, porque otro mundo es posible, solo hay que concienciarse de que nada es inalcanzable si realmente se quiere conseguir.